El emblema de la brasa para el tapeo en la capital es Taberna el Postigo, desde 1990, en una calle peatonal del Casco Histórico se sirven sus afamadas costillas como tapa y en raciones y medias raciones, y el chorizo criollo, la morcilla, el bacon con pimientos, la chistorra o la mini hamburguesa íntegra de vacuno con mermelada, sus verdaderas señas de identidad.
Los pimientos, que se asan en la propia brasa de carbón de encina a la vista del comensal, y que permanece encendida desde mediodía, también pueden acompañar el atún o servirse solos; las chacinas como el salchichón o el chorizo ibérico, el lomo embuchado, el jamón, o un destacado queso con almendras, pueden hacer las delicias de quien decida algo frío, al igual que el auténtico sabor del salmorejo con jamón y huevito de codorniz, el ajoblanco en pan tostado o con atún y la ensaladilla rusa.
De su brasa también sale la carne con tomate y el arroz con carne que se suele hacer casi todos los mediodías. Quien prefiera algo puramente vegetariano y sencillo, estilo taberna clásica, cuenta con pepino, cogollos y tomate.
Su tirador de cerveza fresquita y varias referencias de los vinos más tradicionales de España hacen de Taberna El Postigo un lugar típicamente almeriense, en donde los refrescos también incluyen la tapa que caracteriza a la ciudad. Tapas y bebidas a degustar en su larga barra refrigerada y en su amplia terraza en la calle peatonal donde el efecto del carbón sobre las carnes llama a parar, sentarse y pedir.
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